Adoptemos sus clichés, sí, y luego metámonos un tiro en el entrecejo
Este artículo es una crítica voraz y despiadada al que le precede en el tiempo: “¿okupas buenos u okupas malos?”, y más concretamente a la filosofía rancia de manual de autoayuda que en él rezuma.
Desde luego, uno debe acostumbrarse a oir (y a leer) las grandes parrafadas de aquellos que se creen abanderados de la revolución, de aquellos que reniegan de ciertas estrategias a la vez que las adoptan, de aquellos que para “innovar” no hacen más que asumir caducos discursos bombardeadeos hasta la saciedad por los mass media hasta convertirlos en ciertos (y lo que es peor, en actuales), de aquellos que se creen mejor que otros porque ellos sí que son “auténticos”.
Para ser honesto y no caer en la demagogia delirante del autor del artículo criticado ahora, es de recibo apuntar una idea crucial:
La “okupación” como tal no tiene porqué verse integrada en una ideología concreta, y mucho menos en un MOVIMIENTO, esto es un error impuesto por la prensa (tanto burguesa como alternativa) y perpetuado por aquellos que pretenden monopolizar esta ESTRATEGIA supeditándola a un purismo ideológico que se acerca más a un credo inquisitor que a una reacción antiautoritaria.
Bién ¿Y qué? Cualquier persona (o animal humano) mínimamente informada sabrá que este sector representa apenas un 5% de las viviendas okupadas en Barcelona. No es una anécdota que el barrio con mayor índice de okupación de la ciudad sea el Raval, donde cientos de immigrantes, sin ninguna pretensión premeditada de protesta luchan INCONSCIENTEMENTE contra los pisos patera, los abusos de los propietarios y el educado genocidio del ayuntamiento, que camufla su segregación en una mejora de imagen para el barrio ¿Quizá son esos los “okupas malos” a los que se refiere el autor? Muchos jóvenes, y no tan jóvenes, tiran tapias de casas y fábricas para disponer de un techo en el que alterar su consciencia lejos de miradas indiscretas y condenantes, puede que sean estos los “okupas malos”. Quién sabe, puede que los malos okupas sean aquellos que llevan cresta, flauta y perro, reciclan comida en los contáiners y saquean los supermercados con una cazadora de cuero. Aunque también podría ser que los “okupas malos” fuesen aquellos que miran a los demás por encima del hombro, aquellos que SÍ que se ven legítimados para actuar con violencia porque se respaldan en MEJORES ARGUMENTOS, aquellos que dicen escupir los tópicos y asumen los que vomita diariamente la televisión, aquellos que rechazan una imagen por tópica y que visten líneas estéticas dictadas por gentuza. Pudiera ser que los “okupas malos” fueran los mismos que los “arrendatarios malos”, que los “propietarios malos”.
La contraposición OKUPAS MALOS vs. OKUPAS BUENOS es la máxima expresión de aquél cuya alienación sitemática ha llegado a las últimas cotas de su consciencia. Es la repetición poco atenta de aquello que un día se vió en la televisión o se leyó en LA VANGUARDIA. Es la submisión a unos dogmas a los que se pretende derrumbar con ideas “renovadas”.
¿Cuantas veces hemos visto en las noticias montajes aberrantes donde un asustado inquilino había encontrado OKUPAS MALOS en su casa después de un puente de vacaciones? ¿Nadie recuerda el elogio a La Makabra que muchos medios tuvieron por bién hacer amparándose en que eran artistas y no vividores? Tampoco mucha gente debe acordarse que el viernes se puso fino en la Bomba Ninja antes de despotricar contra ella el lunes por la tarde.
Yo también entablé un esbozo de discusión con Sarto en el que me comentaba que los vecinos de La Torre del Moro quizá se sentirían incómodos si se les planteaba que la gente de Energy Control podrían disponer de un stand en la casa. Mi respuesta fué la misma que doy al artículo criticado:”¡Que les den por el culo!”. A mí no me interesa ser un buen okupa ni caer bién, yo sé lo que quiero y lo que defiendo, no tengo ninguna intención de ser bueno o malo, y aún menos de dejar de hacer algo en lo que creo para crearme una imagen aceptable ¿A qué viene tanto paripé? ¿Acaso no somos okupas? ¿Nos avergonzamos de algo de lo que hacemos y reivindicamos? ¿Por que tenemos que rebajar nuestro discurso para caer en gracia? ¿Por que tenemos que renunciar al nombre “okupa” (o “okupa malo”) para que no nos tengan miedo? ¿Por que tenemos que falsear nuestras intenciones y ofrecer cosas que no nos interesan para camuflar nuestras intenciones reales? “¡A tomar por culo!”
Dentro de lo que podemos entender como OKUPACIÓN encontramos un gran número de personajes, cada cuál tan particular como aquel que paga un alquiler o una hipoteca. Desde el costra al puritano, pasando por pijos, indigentes, deshauciados, políticos, activistas, yonkis, straight edges, vagos, trabajadores, parados, maleantes, religiosos… Hay que abandonar el tópico de que se trata de un fenómeno moderno y residual, es un fenómeno tan antiguo como la propiedad y mucho más extendido de lo que pudiera parecer. Cierto es que muy pocos lo reivindicamos de forma consciente, pero todo aquel que se niega a pagar por un techo está hiriendo aunque no lo sepa, aunque no lo quiera. A quién no entienda eso tampoco hay que perder el tiempo intentando explicárselo. “¡A tomar por culo!”
Renegar de las ideologías es una opción de lo más saludable. La ideología nos limita, nos impide afrontar los problemas con objetividad, y lo que es más importante, coarta y ahoga nuestra capacidad racional. También aquellas ideologías “liberadoras”, que condenan unos dogmas imponiendo otros, abogando por el camuflaje, el “savoir faire”, el quedar bién con la “gente normal”. A esas también hay que gritarles “¡A tomar por culo!”
¿Y ahora queremos renunciar a la “K” porque nos parece agresiva? ¿Por que nos parece un cliché? ¿Por qué tenemos que huir de un término que sólo es despectivo porque los medios han escogido que lo sea? Somos unos putos hipócritas, unos cobardes que tenemos que inventarnos un enemigo para poder ponernos del lado del que realmente lo es con la consciencia limpia. El famoso “enemigo común” al que satinizar, al que todo el mundo coincide que hay que erradicar, al que comparándonos con él nos hará sentir “buenos”, “normales”, “mejores”, “aceptables”. “¡A tomar por culo!”
Yo siento vergüenza cuando alguien se refiere a un maricón nombrándole “gay”, o a un negro llamándolo de “color”, o señalando a un okupa diciendo “No, este es de los buenos. Es muy educado y hace cosas por el barrio. Es como los que salen en El Cor de la Ciutat”. Yo digo que nos reapropiemos de sus clichés y sus mentiras. De hecho de aquí nacen los términos “okupa”, “terrorista”, “delincuente”, “vago” y tantos otros bellos términos que sólo avergüenzan a gente de moralidad cristiana aunque sean ateos. A todos ellos… “¡A tomar por culo!”
6 comentaris
Totalmente de acuerdo con muchas cosas, pero “ahi estamos”.
Se tu mismo, vive y deja vivir
SI.SI.SI.SI
Te n’has deixat un de SI, polismes!!
tens tota la rao, stic fart de segons kines persones em mirin am aires de superioritat, es ke son tan okupas ellos! no?
alegriaaa hombreee ke el odio es la perdiciooon!
possiblement es un d’aquells textos que m’hauria agradat ser capaç d’escriure’l jo mateix.
Pero que inteligente es el niño y que bien escribe. Oye piltrafilla, tú tienes estudios ¿no? Tú eres de los okupas buenos ¿no? xDDDDDDDDD
Cuidate y ¡a tomar por culo!