Ketamina:Efectos y dosis

De Drogopedia


Una de las desventajas que tiene la ketamina en su uso médico es que al ir desvaneciéndose los efectos de la anestesia (lo que se denomina "estado emergente") muchos pacientes (sobre todo entre los 15 y los 65 años) experimentan agitación física y/o psicológica, alucinaciones, ensoñaciones, etc. y al no estar preparados para ellas, les resultan desagradables. Por eso médicamente se suelen administrar (nunca en la misma jeringuilla porque son incompatibles) unos 25 mg de diazepam intramuscular o intravenoso que tienen como función sedar aun más al paciente y evitar que se den estos fenómenos emergentes o al menos dificultar que la persona se acuerde de que han ocurrido. Sin embargo, lo que para los médicos es un efecto negativo o un inconveniente de la ketamina, para las personas interesadas en experimentar estados alterados de conciencia constituye toda una joya, una mina que puede proporcionar experiencias inigualables. De hecho, la ketamina a dosis subanestésicas se comporta como una sustancia psicodélica extraordinariamente potente. Timothy Leary (renombrado psicólogo y psiconauta que experimentó extensamente los efectos del LSD) dijo que la ketamina era la sustancia psicodélica más potente entre las que se conocen. La Guía Esencial de los Psicodélicos (Turner, 1994) describe los viajes ketamínicos como "el viaje psicodélico definitivo" (por cierto, Turner murió ahogado en la bañera bajo los efectos de la ketamina).

La palabra psicodélica (acuñada por el psiquiatra Humphrey Osmond) significa revelador de la mente. Las sustancias psicodélicas harían precisamente eso: revelarnos aspectos de nuestra mente que generalmente desconocemos en un estado normal de conciencia. Facilitarían el acceso a modos de percepción y concepción de la realidad diferentes a los habituales, en cierto sentido nos ayudarían a conocernos más y mejor a nosotros mismos, nos revelarían aspectos de nuestra personalidad y nos enseñarían aspectos de como percibimos el mundo, como le damos significado a las cosas, etc.

En el consumo de las drogas psicodélicas hay dos factores fundamentales a la hora de determinar los efectos de la sustancia, estos factores influyen notablemente en los efectos de todas las drogas en general, pero en el caso de las psicodélicas esta influencia es si cabe aún más pronunciada. Nos estamos refiriendo al set y al setting. El set se refiere a la personalidad, experiencias pasadas, estado de ánimo, motivaciones, inteligencia, imaginación, actitudes, que está pasando en la vida de la persona, expectativas frente al consumo, etc. Las expectativas frente al consumo están a su vez determinadas por lo que la persona ha visto, oído o leído acerca de la droga en cuestión. El setting se refiere a las condiciones del entorno, tanto físicas como sociales y emocionales: donde estás, con quien estás, si hay buen o mal ambiente, etc. El set y el setting tienen una importancia fundamental a la hora de determinar la orientación del viaje, en el sentido de que pueden decantar la balanza hacia uno u otro lado, haciendo que la experiencia pueda ser intensamente placentera o realmente terrorífica. Es decir, juegan un papel muy importante a la hora de que se tenga un buen viaje o un mal viaje.

Si hablamos de consumir ketamina, el setting adecuado es un sitio tranquilo, sin ruidos ni luces brillantes, con algún amigo y con todo a mano para no tener que movernos si necesitamos algo. En cuanto al set (nuestra propia persona) hay que destacar que las personas muy autocontroladas, (aquellas a las que no les gusta perder el control y dejarse llevar por sus sensaciones y percepciones), tienen una mayor probabilidad de tener un mal viaje. Lo mismo sucede con las personas que tienen problemas interpersonales y aquellas que en el momento del consumo se encuentran ansiosas, deprimidas, fatigadas, etc.

Además del set y el setting, los efectos de la ketamina dependen, evidentemente, de la dosis y la vía de administración. Según todos estos factores a algunas personas les parecerá un auténtico aburrimiento, un coñazo de droga, otros se sentirán aterrorizados, otros llegarán al éxtasis, experimentarán viajes astrales, experiencias cercanas a la muerte o contactarán con entidades extraterrestres, otros se encontrarán en un estado absolutamente paranoico, a otros les parecerá algo curioso e interesante pero sin mayor trascendencia y otros no llegarán a tener grandes experiencias psicodélicas y se encontrarán en un estado similar a la borrachera por alcohol. Hay para todos los gustos.

Para organizar la cosa de alguna manera, vamos a analizar ahora lo que sería un viaje completo referido al caso concreto de la administración intramuscular, con sus dosis y tiempos de reacción. Después haremos los comentarios específicos para el resto de las vías de administración.

Contenido

Administración intramuscular

La administración intramuscular no es común entre los ravers y fiesteros, pero si se da entre los adictos a la ketamina y los psiconautas (exploradores de la mente). Cabe decir al respecto, que aún cuando en principio no lo parezca, este tipo de consumo puede ser más seguro que el que se realiza por vía oral y nasal en las raves y discotecas. Estas personas suelen utilizar directamente los preparados farmacéuticos que vienen en solución inyectable. Esto significa que la droga viene en un vial estéril y que está compuesta exclusivamente de clorhidrato de ketamina y conservantes inocuos, es decir, no está cortada. Las dosis que se inyectan son de un 10 a un 25 % de las utilizadas por los médicos (y el margen entre la dosis anestésica y la letal es bastante alto: se han dado casos de administración accidental de dosis 10 veces superiores a las anestésicas, con una recuperación lenta pero completa del paciente). El consumo suele darse en entornos seguros y controlados, normalmente la casa de alguien. Por lo tanto, los riesgos, aunque siempre existen, se minimizan bastante. Se requiere únicamente la presencia de alguien sobrio por si se diera algún problema y tener un cuidado exquisito en no compartir las jeringuillas.

La administración intramuscular ha de ser lenta, nunca se debe tardar menos de 30 segundos, (lo ideal es inyectarse 10 mg cada 15 segundos, pero entre 30 y 60 puede valer). Se debe utilizar una aguja muy fina y si se siente dolor al inyectarse conviene bajar un poco el ritmo, es decir, hacerlo más despacio. Si se inyectan dosis altas, es conveniente hacer dos pinchazos en lugar de uno y en sitios diferentes, de lo contrario hay más posibilidades de sentir dolor y escozor en la zona de punción durante días o semanas. Esto no tiene mayores consecuencias, pero es incómodo y molesto. Médicamente se recomienda no utilizar concentraciones superiores al 10 % para evitar inundar el cerebro de ketamina demasiado rápidamente. Así se induce una anestesia menos brusca y disminuyen los riesgos de reacciones adversas. Parece que tiene su importancia el hecho de que la inyección se realice realmente en un músculo y no en otro tipo de tejido (por ejemplo: grasa). Parece ser que al hacerlo en el músculo, los efectos se notarían antes y serían más potentes. Las dosis varían según el estado mental de la persona, la tolerancia, la edad, el peso corporal y la complexión física (delgada, atlética o rellenita). Aún así, daremos unas cantidades aproximativas:

El Umbral (donde se nota un mínimo efecto) estaría entre los 10-15 mg, aprox. 0,2 mg/kg. Un efecto SUAVE se tendría con unos 15-30 mg, aprox. 0,30 mg/Kg. Un viaje NORMAL requeriría 25-50 mg, aprox. 0,4 mg/Kg. Para un viaje FUERTE serían 40-100 mg, aprox. 1 mg/Kg. Para visitar la ZONA-K serían 60-125 mg, aprox. 1,50 mg/Kg. Para producir SEDACION-ANALGESIA médicamente se usan 2-3 mg/Kg. La ANESTESIA podría producirse a partir de los 2 mg/Kg. aunque en clínica por vía intramuscular se usan de 6 a 13 mg/Kg. para una anestesia de 10 a 25 minutos. La LD 50 (IVN-MUS) estaría en 77 mg/Kg., aprox. 4.500 mg. La LD 50 (IPR-MUS) estaría en los 400 mg/Kg., aprox. 24.000 mg. La LD 50 es la cantidad que provocaría la muerte del 50 % de los sujetos.

Dependiendo de la dosis y la localización, el efecto tarda en notarse de 1 a 5 minutos. El viaje dura de 45 minutos a una hora y media y se retorna a la línea base a las 4-7 horas. El pico (punto álgido del viaje) se alcanza a los 17-25 minutos, se mantiene aproximadamente otros 20 y decrece hasta los 45-60 minutos. Durante una o dos horas se sienten efectos residuales que luego van decreciendo en intensidad. La recuperación completa se produce a las 24-48 horas.

Las dosis bajas actúan como un sedante y los efectos son más parecidos a una borrachera por alcohol que a un viaje psicodélico: visión borrosa o doble, hablar farfullante, descoordinación, etc. Las dosis moderadas mantienen una consciencia parcial, se mantiene el sentido de identidad, la memoria y la capacidad de percibir e interactuar con el entorno, aunque ya hay efectos psicodélicos. Las dosis altas producen experiencias psicodélicas completas.


Al poco tiempo de inyectarte se siente un hormigueo por todo el cuerpo, esto es porque los receptores sensoriales de tu cuerpo se están desconectando. A veces antes de haber retirado la aguja se puede perder gran parte del control motor y encontrarse ya en pleno viaje, por lo que no viene mal que te inyecte una persona sobria en lugar de hacerlo tu mismo. Deberías estar tumbado, relajarte y respirar profundamente. Durante los 3 primeros minutos puedes sentir como si te faltase un poco la respiración, en principio no deberías preocuparte, es normal que pase. También es probable que experimentes una ligera taquicardia, que tampoco tiene mayores consecuencias. Los oídos te zumbarán y el cuerpo se relajará profundamente. Notarás que flotas y prácticamente perderás el control de tu cuerpo. A partir de aquí comenzará el auténtico viaje psicodélico, sobrepasar la dosis necesaria para alcanzar este estado no intensifica el viaje sino la anestesia y la amnesia respecto a las experiencias vividas bajo los efectos de la droga. En este estado es donde se pueden experimentar las OBE's (Out of Body Experiences, en las que ves tu cuerpo mientras tu mente flota en el espacio), las NDE's (Near Death Experiences, en las que uno cree firmemente que va a morir o que de hecho ha muerto), los viajes astrales o las más desagradables pesadillas. Como decíamos antes, hay para todos los gustos. El truco para alcanzar este estado está en la dosis, si tomas poco no llegarás y si tomas demasiado te quedarás completamente K.O. y casi no te acordarás de nada. Mucha gente consigue alcanzarlo administrándose una dosis inicial de 75 mg, y según les haya ido, las siguientes veces que se administran (nunca en un mismo día) van aumentando o disminuyendo 15 mg, hasta alcanzar el estado deseado.

A la ketamina se la ha denominado, ya desde los años 70, la heroína psicodélica. Comparte con la heroína no sólo el hecho de poder administrarse mediante inyección, sino también que a determinadas dosis el cuerpo queda prácticamente anulado y se alcanza un estado de sueño lúcido. La ketamina, sin embargo, es más fría, no es una droga emocional, (aunque esto, evidentemente, depende también del usuario), carece de las sensaciones de bienestar y placer que puede producir la heroína. En contrapartida cuenta con los efectos psicodélicos que esta no tiene y permite a la mente explorarse a sí misma sin verse colapsada por la sensación de sentirse demasiado bien. Además con la ketamina, cuando estás en la Zona-K, no tienes la sensación o la idea de que estas bajo los efectos de una droga y que estos más tarde pasarán. Sólo cuando empiezan a desvanecerse los efectos te das cuenta de donde has estado y de donde estas ahora. Cuando estas en pleno viaje prácticamente no puedes ni hablar, ni pensar, ni moverte, ni nada, cualquiera de estas acciones requiere una determinación y una concentración sobrehumanas y, en caso de poder llegar a realizarlas, se hace de una manera extremadamente torpe, lenta y dificultosa. Probablemente ni oirás, ni verás nada de lo que se diga o haga en el lugar donde te encuentres. La visión se altera drásticamente, no es alucinógena en el sentido clásico pero todo aparecerá distorsionado y borroso. Con luz tenue o con los ojos cerrados se suelen ver imágenes visuales. A nivel psicológico, la mente adopta una perspectiva fría y objetiva, se ve proyectada a un plano astral en forma de conciencia pura. Se produce una disolución del yo, es decir, se pierde la percepción de ser uno mismo, de haber nacido, de tener una personalidad y un cuerpo. El cuerpo ha dejado de existir, no lo sientes, no lo notas, y sin embargo existes. Esto es lo que lleva a muchos a pensar que se están muriendo o que de hecho se han muerto (sería algo parecido a la frase de Descartes "pienso luego existo" pero un poco al revés: "pienso luego estoy muerto"). Aunque para algunos es una experiencia terrorífica, para otros es toda una catarsis (eliminan de su mente todos los aspectos perturbadores y quedan como purificados), asumen su propia muerte y se dejan llevar (ya dijimos que es una droga fría y objetiva). Es una experiencia que se vive como absolutamente real, no se tiene para nada la noción de estar bajo los efectos de una droga. Pasado, presente y futuro confluyen simultáneamente en el mismo momento, el sentido del tiempo desaparece, uno puede llegar a analizar su vida, la sociedad, el mundo, etc. desde una perspectiva de relaciones causa efecto: todo parece muy claro (lo que es importante en la vida y lo que no), a veces durante todo el viaje se tiene la sensación de "ahora todo cobra sentido", las cosas que uno intuía o sospechaba se demuestran verdaderas. Uno puede elegir lo que quiere ser, donde quiere estar, lo que quiere ver, oír, sentir, puede elegir existir o no existir. Es como la realidad virtual. Puede probar nuevas facetas de su personalidad, probar nuevas realidades, proyectarse en el futuro (no a nivel abstracto o imaginario, sino real) y ver que pasa, si encuentra alguna solución a sus problemas o algún cambio que le ha gustado, puede ponerlo en práctica en la vida real. Esto es lo que se denomina Metaprogramación (término acuñado por J. C. Lilly), sería un proceso de observación objetiva y alteración intencional del comportamiento individual encaminado al análisis y el crecimiento personal. Así, hay consumidores que programan sus viajes, los realizan con un propósito específico, por ejemplo, una pregunta sobre una cuestión vital, una solución a un problema personal, etc. Conducen su viaje y vuelven con la respuesta. Muchos obtienen estas ayudas y respuestas de entidades extraterrestres o espirituales que encuentran en dimensiones y mundos paralelos a los que dicen acceder en sus viajes ketamínicos. Otras experiencias comunes consisten en ver las partes del cuerpo deformadas y sentirse hecho de materiales raros, como plásticos y metales, funcionando con poleas y aparatos mecánicos como si fueses Robocop.

Las experiencias varían muchísimo de una persona a otra, algunos podrían experimentar todo lo que hemos descrito aquí y otros cosas completamente diferentes, aún así probablemente quede claro como puede ser una experiencia en la Zona-k: se parecerá más o menos a lo que aquí hemos descrito pero sin lugar a dudas será un viaje realmente fuerte e impactante.

Parece ser que la forma más fácil de acceder a esta zona es mediante la administración intramuscular. Utilizar esta vía requiere el uso de agujas y jeringuillas, por lo que decidir si usarla o no debería ser fruto de una decisión bien madurada, nunca el resultado de un arrebato o un dejarse llevar por los demás o por lo que sea. No es ningún juego, por lo que te lo deberías pensar mucho y bien. Recuerda que existen otras vías de administración y otras drogas más seguras.

En cuanto a la bajada del efecto, esta se produce aproximadamente a la hora de haberse inyectado intramuscularmente (para las otras vías los tiempos son diferentes). Independientemente de como haya sido administrada la sustancia, la bajada no suele presentar grandes complicaciones, simplemente se van recuperando los sentidos y vas recuperando la noción de lo que ha pasado, quien eres, donde estás, etc. Gran parte de lo que ha ocurrido en tu mente y a tu alrededor se te olvidará, pero podrás recordar aspectos curiosos de tu experiencia psicodélica. Es posible que sientas mareos, vértigos, confusión, dolores de cabeza, nauseas (sobre todo si te mueves). Por eso es conveniente continuar una o dos horas tranquilito hasta que se te pase todo el efecto. Aún así, los efectos residuales no desaparecen del todo hasta las 24-48 horas (sobre todo con dosis altas), por lo que, aún cuando al día siguiente lo normal es que te encuentres bastante bien, puedes sentir la cabeza un poco dispersa y atontadilla.


Como habéis visto, la ketamina es bastante peculiar y puede parecer curiosa e interesante. Aún así, tampoco hay que engañarse: a muchísima gente le resulta completamente desagradable no sentir su cuerpo y tener esas extrañas experiencias psicodélicas. Para algunos es auténticamente traumático y puede llegar a ser bastante peligroso para personas que no están contentas con su vida o que tienen problemas psicológicos o relacionales (la muerte, bajo los efectos de la ketamina, puede no parecer una mala solución a los problemas personales o puede carecer de importancia para personas completamente normales, por lo que el suicidio o el fallecimiento accidental son más posibles que con otras drogas). Algunos consumidores hablan también de otros efectos negativos que la ketamina ha tenido en sus vidas: reducción de la ambición, reducción del miedo sano y natural a la muerte, afrontar los peligros de forma directa y temeraria. Se corre también el riesgo de adoptar una actitud escapista, recurriendo continuamente a la ketamina para acceder a un mundo imaginario que puede ser más gratificante y agradable que el real. Se abandonan así las responsabilidades mundanas y se deteriora el contacto con el entorno social (amigos, familia, etc.). Muchas personas acaban creyendo en su vida real cosas muy extrañas que "aprendieron" o les "fueron enseñadas" en sus viajes ketamínicos. Se trata de ideas que uno suele asociar con los locos y con personas muy excéntricas, y verdaderamente muchas veces se encuentran entre los consumidores crónicos concepciones sobre determinados aspectos de la vida que parecen estar sólo a un paso de la locura. Sin llegar a esos extremos, es frecuente entre los consumidores creer a ciencia cierta que lo que experimentan en el viaje ketamínico ocurre de verdad, en otros mundos o en otras dimensiones, pero ocurre, no es una alucinación, un viaje psicodélico ni nada por el estilo, es real. La ketamina simplemente sería la llave que abriría las puertas de esos otros mundos, mundos que no serían imaginarios o lisérgicos sino tan reales como el nuestro. Estas personas no están locas, como tampoco lo están las que han experimentado una NDE y creen verdaderamente que el mar de luz y paz en el que entraron existe de verdad. Sin embargo, el viaje habitual a estos estados de conciencia puede llegar a desdibujar las fronteras entre el mundo real y el ketamínico, esto puede ser angustiante y puede llegar a coincidir con los criterios diagnósticos de la psicosis (Jansen, 1999).

Administración Intravenosa

Esta vía de administración es poco utilizada y se desaconseja totalmente porque aumenta los peligros y no tiene mayor valor psicodélico que la intramuscular. Por esta vía la ketamina actúa en unos 30 segundos, por lo que es normal perder el control del cuerpo antes de haber retirado la aguja (ya que habría que inyectar 10 mg, cada 15 segundos para evitar la parada respiratoria). Es un auténtico mazazo a la cabeza que te tumbaría como a un tronco si al inyectarte estuvieras de pie. El pico (punto álgido) del viaje puede ser un poco más alto, pero la duración es más corta que con la vía intramuscular. No disponemos de la dosis adecuadas para obtener una experiencia psicodélica, pero a nivel orientativo se puede decir que la dosis médica usada para la anestesia es de 2 mg/Kg. de una solución al 1%. El efecto, como ya hemos dicho, se notaría a los 30 segundos y la anestesia duraría de 5 a 10 minutos. Normalmente las dosis psicodélicas son un 10% de las usadas para la anestesia. A no ser que se haya desarrollado una tolerancia considerable, se deben evitar totalmente las dosis superiores a 50 mg, por vía intravenosa si no se cuenta con atención médica a mano.


Administración Oral

Este tipo de consumo suele realizarse principalmente en los entornos fiesteros y discotequeros. Unas veces de forma inintencionada, al consumir pastillas vendidas como éxtasis que en realidad están compuestas de ketamina o cortadas con esta sustancia. Otras de forma intencionada, principalmente al final de la fiesta, mezclando la ketamina con zumos o refrescos y con la intención de disminuir o hacer desaparecer los efectos secundarios negativos del éxtasis (tensión mandibular, cansancio, etc.) y para experimentar algún efecto alucinógeno. Evidentemente, muchos usuarios la consumen también en cualquier otro momento de la noche, buscando simplemente experimentar sus efectos directos. Un peligro particular que presenta este consumo en las raves y discotecas es el hecho de que es más frecuente mezclarlo con alcohol y otras drogas, lo cual puede tener consecuencias inesperadas y preocupantes.


El UMBRAL estaría en 40-50 mg, aprox. 0,6 mg/Kg. Para una viaje SUAVE: 50-100 mg, aprox. 1,2 mg/Kg. Para un viaje NORMAL: 75-300 mg, aprox. 1,5-4 mg/Kg. Para un viaje FUERTE: 200-450 mg, aprox. 3-5 mg/Kg. ANESTESIA: 500 mg, o más, aprox. 6-10 mg/Kg. LD 50 (IPR-MUS): 400 mg/Kg., aprox. ~ 24.000 mg.

Dependiendo de cuando ha sido la última comida, los efectos podrían notarse de 5 a 20 minutos después de la ingestión (aunque podría tardar un poco más con el estómago muy lleno). Esto puede asustar a algunos consumidores no experimentados, llevándoles a pensar que han tomado más de la cuenta. En realidad no tiene porque haber problemas, simplemente es que puede actuar más rápidamente que otras sustancias como el LSD o los hongos alucinógenos. A nivel estándar se podría decir que una dosis de 150-175 mg, da una buena experiencia. Una dosis de 300-350 mg, para mujeres y 350-375 para hombres daría en general un buen viaje psicodélico. Aún así, es recomendable empezar por dosis menores, ver como reaccionamos y según haya sido nuestra experiencia, las siguientes veces disminuir o aumentar la dosis. Generalmente las dosis superiores a los 400 mg, no ofrecen ninguna mejora a nivel psicodélico, y sin embargo aumentan la amnesia y los efectos secundarios desagradables. Además pueden ser perjudiciales para el estómago.

La duración de los efectos es de aproximadamente unas dos horas, aunque puede ser mayor. No se retorna a la línea base hasta las 4-8 horas. Es decir, la duración es más larga que con otras vías, pero los efectos son más suaves. El efecto suele comenzar con ansiedad, taquicardia, temblor de piernas y zumbido o retumbo de la música en los oídos. Estos efectos suelen ser considerados por los consumidores como criterios indicativos para establecer si la ketamina es o no de buena calidad y para identificar el momento de la subida. Luego, dependiendo de la dosis, perderás en mayor o menor medida el control de tu cuerpo, te costará hablar, andar y moverte en general. Perderás mucha coordinación y equilibrio, podrías incluso quedarte completamente paralizado/a. La visión será borrosa o doble y con los ojos cerrados aparecerán imágenes visuales. La música sonará distorsionada y alta, perderás algunas frecuencias de sonido. Con la administración oral también aumentan las sensaciones de desorientación y náusea. A dosis moderadas puede ser divertido para algunas personas, se notan algunos efectos psicodélicos, pero todavía se puede interactuar con el entorno. Para otros es un auténtico aburrimiento o agobio, ya que no es una sustancia que te permita o te incite a bailar y socializar, no hay euforia ni estimulación. A dosis más altas se puede tener un buen viaje, aunque normalmente no tiene la intensidad que se alcanza con otras vías. Aún así, tampoco es el viaje más adecuado para estar en una rave o en una discoteca, con una buena dosis probablemente te quedarías en una esquina completamente inmovilizado viendo como se deforma tu cuerpo y cosas por el estilo. En la fiesta, generalmente se consumen dosis bajas y en estas circunstancias la ketamina puede dar la apariencia de comportarse más como un estimulante que como un anestésico (parecido a lo que sucede con el alcohol: es un depresor pero a determinadas dosis podría dar la impresión de ser un estimulante). De hecho, la tasa cardiaca aumenta ligeramente y la descoordinación corporal no resulta incapacitante, por lo que los consumidores pueden bailar y socializar. Si además la sustancia se mezcla con anfetaminas o cocaína (que reducen la anestesia y la disociación) este efecto estimulante será aún más patente. Existen evidencias anecdóticas que indican que los derivados anfetamínicos (X, 2CB, etc.), consumidos 90 minutos antes que la ketamina, reducen la disociación. El estado resultante sería menos intenso que el alcanzable con cada una de las drogas por separado, sería diferente al efecto de cada una de estas drogas solas y el viaje sería más fácil de recordar que el exclusivamente ketamínico (Jansen, 1999). Este tipo de consumo (en su forma oral y esnifada) es el que actualmente está más extendido en el entorno fiestero europeo y estadounidense. Aunque también se consumen grandes dosis, la gran mayoría de las veces se trata de pequeñas dosis con escaso valor psicodélico, que se consumen para colocarse un poco o, como ya dijimos, para anular los efectos negativos del X al final de la fiesta.

Administración rectal

Esta vía de administración tampoco es muy frecuente. Consiste en inyectarse vía rectal (con una jeringuilla sin aguja), una dosis de ketamina en su forma líquida. Los efectos se notan a los 5-10 minutos. El pico de la experiencia se alcanza a los 20-30 minutos y la duración de los efectos es de unas 2-3 horas, retornando a la línea base a las 4-8 horas. Como en el caso de la administración oral, el pico es más bajo y la duración mayor. Las dosis son aproximadamente las mismas que para la administración oral.

Administración pulmonar

A veces, se realiza también un consumo de ketamina fumada en porros o cigarrillos. No suele tratarse, sin embargo, de un consumo masivo, es más bien algo puntual: fumarse un cigarrillo o un par de porros mezclados con ketamina. Las dosis consumidas son, por lo tanto, bastante bajas (más aún si se tiene en cuenta que tales cigarrillos o porros suelen compartirse entre varias personas). y los efectos no suelen ir más allá de cogerse un colocón un poco más fuerte. En consecuencia, no se dispone de dosis orientativas como para las otras vías de administración.


Administración nasal (esnifada)

UMBRAL (dosis a la que se nota un mínimo efecto): 10-15 mg, aprox. 0,2 mg/Kg. VIAJE SUAVE: 15-30 mg, aprox. 0,30 mg/Kg. VIAJE NORMAL: 30-75 mg, aprox. 0,6 mg/Kg. VIAJE FUERTE: 60-125 mg, aprox. 1-1,5 mg/Kg. ZONA-K: 100-250 mg, aprox. 2 mg/Kg.

Los efectos se notan a los 5-15 minutos, duran de 10 a 30 minutos y se retorna a la línea base después de una o dos horas tras el consumo.

El consumo de ketamina de forma esnifada se da tanto entre los psiconautas como entre los fiesteros. Sobre todo para estos últimos, conviene dejar claro que el caso de la ketamina es muy diferente al de la coca. Con la cocaína es frecuente hablar de gramos, de medios y de cuartos, es común consumir buenos rayotes cada poco tiempo y tirarse así toda la noche. Unas rayas más, unas rayas menos, pueden no cambiar mucho la cosa. La ketamina es completamente diferente, olvídate de los gramos y los medios, probablemente también de los cuartos. Las cantidades que se deben consumir son mínimas (aproximadamente de 25 a 250 mg, es decir, el máximo recomendable estaría precisamente en un cuarto de gramo). Las rayas son muy pequeñas y meterse más de la cuenta del tirón o en varias veces no aumenta el viaje ni te deja mejor, sino que te quedas completamente K.O., inmovilizado, no te enterarás de nada y no te acordarás de nada. Además, aumentan las posibilidades de tener reacciones adversas que pueden ser peligrosas. Una dosis estándar para tener una buena experiencia estaría entre los 60 y los 100 mg. Los entendidos se administran de 25 a 40 mg, por cada fosa nasal y, si a los 5-10 minutos no han alcanzado el estado deseado, vuelven a administrarse una pequeña cantidad hasta que se quedan a gusto. Sin embargo, no es bueno administrarse más dosis, aunque sean pequeñas, pasados 10-15 minutos, ya que la experiencia puede no aumentar psicodélicamente y sólo estaríamos alargando el estado de embotamiento corporal y mental, aumentando los efectos secundarios negativos y saturando el cuerpo de ketamina.

Los auténticos psiconautas consideran que la mejor manera de tener una experiencia potente en la Zona-K es mediante la administración intramuscular. Aún así, esnifando ketamina también se puede tener una buena experiencia psicodélica (aunque puede que no fuera tan intensa). Lo único que hay que hacer es administrarse la dosis adecuada, esto significa consumir más ketamina que intramuscularmente, pero te evitas las jeringuillas y las agujas, lo cual no es ninguna tontería. De todos modos, ten cuidado ajustando la dosis, consumir más de la cuenta no mejora el viaje y aumenta los riesgos.

Los efectos suelen comenzar con un zumbido en los oídos que incrementa durante unos 2 minutos, después se tiene una sensación como de encontrarse borracho o colocado y con el cuerpo entumecido. Puedes sentir como si te quedaras falto de respiración y te aumentara la tasa cardiaca. Son reacciones normales y pasajeras. El entumecimiento corporal aumentará y perderás bastante el control corporal (puedes llegar a quedarte inmovilizado). La audición se distorsiona y la visión se hace borrosa, las luces brillantes pueden ser molestas y se pueden tener algunas alucinaciones visuales, sobre todo con luz tenue y con los ojos cerrados. La percepción del tiempo se trastoca y algunos aspectos del entorno pueden tomar un significado especial (como con el LSD). Puedes tener experiencias de desdoblamiento corporal (ver tu propio cuerpo desde fuera, mientras tu mente flota en el aire), experimentar el "efecto túnel", sentir y ver como se deforma tu cuerpo y cosas por el estilo. Aún así, los efectos más comunes son los de sentirte como con una gran borrachera (dificultad para mantener el equilibrio, para hablar, andar, pensar, etc.) y notar el cuerpo totalmente entumecido. Como ya apuntamos anteriormente al hablar del consumo oral, a dosis bajas o medio-bajas, puede ser divertido para algunas personas (sobre todo si están con amigos que también han consumido). Se mantiene todavía cierto control corporal y se puede mantener un aceptable contacto con los demás, aún así los efectos psicodélicos no son muy destacados y, como ya dijimos, la experiencia se parecería más a encontrarse bastante borracho. Nuevamente, para muchas personas puede resultar bastante aburrido o incluso desagradable o aterrorizante.

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